Película: Los chicos del coro

Este fin de semana vi la película Los chicos del coro…
Y terminé profundamente conmovido. Como amante del cine, siempre busco historias que dejen huella, y esta lo hizo con una sensibilidad única. La película nos traslada a la Francia de los años 40, a un internado para niños con conductas difíciles. Hasta allí llega Clément Mathieu, un músico frustrado que comienza a trabajar como supervisor, sin imaginar que su vida y la de los chicos cambiarían para siempre.

A través de una atmósfera íntima y cargada de emociones contenidas, se va descubriendo que detrás de cada voz hay una historia. Mathieu, con paciencia y empatía, descubre en el canto coral una manera de conectar con los alumnos, de enseñarles respeto, disciplina y autoestima. Uno a uno, los chicos, invisibles para el sistema y marcados por el abandono, empiezan a encontrar su voz, no solo para cantar, sino para vivir con esperanza.

Es imposible no emocionarse al ver cómo un coro improvisado se convierte en el motor de cambio para todos: para los alumnos, para los adultos que los rodean, e incluso para el propio Mathieu, que encuentra en ellos un sentido nuevo a su vocación.

La película no es solo un canto a la música, es una oda a la empatía, a las segundas oportunidades y al poder que tenemos cuando creemos en los demás.

Logra transmitir con autenticidad el impacto que puede tener un maestro comprometido y como el canto coral puede ser una vía para sanar, educar y transformar.

Ver Los chicos del coro me recordó que la música coral no es un pasatiempo: es una herramienta de vida, de encuentro, de sanación.

Si alguna vez sentiste que tu voz no era escuchada, o si te gustaría descubrirla junto a otros, te invito a sumarte a Veus Cantants. Porque cantar en coro es mucho más que afinar: es aprender a escucharnos, a acompañarnos y a crecer juntos.