Un administrador en clave de sol
Pasión por la música coral
Jairo Fernández

Entrevistadora: Evelyne Morady
En esta entrevista conversamos con Jairo Fernández, un administrador de empresas venezolano que, tras emigrar a España, ha logrado equilibrar su carrera profesional con su pasión por la música coral. Nos cuenta cómo ha sido su experiencia adaptándose a un nuevo país, los retos y las oportunidades.
P: ¿Jairo, cuéntame qué hiciste al terminar tu carrera?
R: Hice un máster en Gerencia Empresarial o MBA y la vida me llevó al mundo de la informática. Comencé en una empresa caraqueña que hacía software empresarial, como gerente de servicio postventa. Notaba que había un poco de caos en los procesos definidos en el sistema, lo comentaba en la empresa y así empecé a involucrarme en la programación y el mundo informático. La verdad es que tuve mucha suerte de interactuar con los talentosos ingenieros y programadores. Más adelante también ejercí como gerente de desarrollo. Un tiempo después, una consultora informática me contrata para implementar el ERP SAP y desde entonces es la herramienta de software con la que llevo ya 25 años trabajando.
P: Qué bueno, ¿no? Esa combinación con la que tú has logrado realizarte…
R: Sí, correcto. Los ERP son software de gestión empresarial que tocan flujos de procesos y el ámbito administrativo-financiero, hay buena complementación entre mi carrera y la informática.
P: ¿Cuál es tu trabajo actual en España?
R: Desde que llegué he estado trabajando en la implementación del ERP que te comentaba, en múltiples proyectos y diversas compañías.
P: ¡Qué suerte! Por lo que entiendo, sigues ejerciendo la misma profesión que trajiste de Venezuela.
R: Sí, ha habido continuidad.
P: ¿Cuánto tiempo llevas viviendo en España?
R: Llegamos en julio del año 2000, una empresa de Barcelona contrató a varios profesionales por dos años para implementar SAP ya que aquí no encontraban recursos. Nos apoyaron en toda la logística y otras facilidades, una gente muy correcta. En diciembre llegaron mi esposa y los niños.
P: ¿Qué fue lo que te llevó a ese deseo de emigrar a España?
R: Cambiar el ritmo de vida de Caracas, era un movimiento frenético. Mi esposa y yo trabajábamos para empresas consultoras y viajábamos mucho. Imagínate que llegó el punto que para vernos los fines de semana acordábamos donde vernos, en Bogotá, Caracas, Puerto la Cruz. Por suerte un día quedamos embarazados de mellizos y comenzamos a tomarnos la vida más en serio. Recuerdo que durante el embarazo ella llevaba un proyecto importante en Colombia y el obstetra dijo “mira, si no dejas la viajadera dejo de ser tu médico, ¡es un embarazo de riesgo!”. Y por casualidad o cosas de causalidad, me llega la oferta de Barcelona. La valoramos en familia y decidimos venir a conocer otro país, otras cosas… Les daríamos tiempo a los niños para crecer con nosotros en calma y luego regresaríamos…
P: Los bebés ahora son adultos… ¿no es así?
R: ¡Los “bebés” ya están graduados de la universidad y trabajando, jajah!
P: ¿Cómo te resultó la transición de tu profesión en Venezuela a tu trabajo actual aquí? ¿Fue complicado?
R: En el proyecto, además de los locales, a los cuatro venezolanos y al mexicano que estábamos nos asombró el retraso tecnológico de 15 o 20 años que había en España. Tuvimos que ralentizar un poco la implantación y convencer a los colegas de que había otras maneras de hacer proyectos; creo que contábamos con una ventaja comparativa. ¡Cuando España entra a la Unión Europea como miembro pleno, se da una evolución brutal y adoptan nuevas tecnologías rápidamente! ¡Cuando llegamos no había comunicación por Wifi!
P: Ha habido un aprendizaje para todos, supongo.
R: Si, hubo que adaptarse a la mentalidad local “el jefe es el jefe manque…” los compañeros del proyecto veníamos de entornos más participativos, aquí imperaba el caciquismo.
P: ¿Tú crees que de alguna manera este cambio que representó el entrar en un nuevo mundo pudo afectar tu autoestima?
R: Creo que la afectó positivamente, con la oportunidad de conocer nuevas costumbres, el catalán… Así me interesé en comprender las diferencias entre vascos, gallegos, catalanes y la historia de Barcino que formaba parte del Imperio Romano.
P: ¿Te sientes bien clasificado como tenor en el coro?
R: Sí, el director indicó que mi registro va mejor como tenor 2, que es la voz más grave de mi cuerda.
P: ¿Cómo llegaste a esta coral?
R: Es una historia interesante; cerca de Sants en una actividad que promocionaba a venezolanos que viven aquí se presentó Nuri Morillo, ella interpretó unos y algunas canciones venezolanas. Yo como parte del público canté algunos coros; al finalizar el evento ella me dijo: “tú cantas, tienes que venir conmigo a un sitio el próximo martes”. Así me llevó a la iglesia de la Merced, donde el maestro Galián estaba conformando una coral. Al principio éramos unos pocos y luego el grupo fue creciendo. Nunca había cantado en corales, es admirable el trabajo que hace Luis Eduardo, sus arreglos cuadran para principiantes y expertos.
P: ¿Qué significa para ti seguir en el coro, a pesar de todos estos cambios que ha tenido tu vida?
R: Ciertamente requiere algo de esfuerzo, pero a la vez constituye una válvula de escape. Nuestro día a día es trabajo, estudios, llevar y recoger a los niños, hacer la compra. Cuando se llega a este espacio de música, te desconectas de lo que ha sido el día y te concentras en la partitura, en el ritmo, en la sonoridad.
P: Muy interesante. ¿Ha significado el coro, un espacio de apoyo emocional para ti?
R: Creo que sí. La acogida de las personas de Barcelona ha sido maravillosa; hay gente de distintas nacionalidades. Eso nos recuerda que estamos fuera de espacio de la Coral ya ves que la mayoría somos venezolanos, ello nos proporciona un medio para sentirnos más relajados, para hablar de nuestras cosas, con modismos y refranes. ¡Con una mirada, ya todos sabemos de qué va la cosa!
P: Parece que hay un componente social dentro de la Coral…
R: Sí, seguro. Somos como una familia y eso reafirma nuestro vínculo con la sociedad original.
P: ¿Qué canciones son tus favoritas en el coro?
R: ¡Las venezolanas por supuesto! son más fáciles de aprender y muy bonitas para interpretar porque las conocemos. Otras como “La Insalata Italiana” te da la sensación de que estás haciendo algo profesional por parecerse a la ópera. Pero en general, todas las canciones me gustan y estoy muy agradecido con la Coral y el maestro Luis Eduardo Galián por brindarnos la oportunidad de aprender.
P: Jairo, te digo hasta luego y muchas gracias. ¡Espero que tengamos otra oportunidad para conversar, seguramente con otra temática!
R: Gracias a ti, Evelyne, por mantener este espíritu y por haber iniciado esta serie de entrevistas. Muy interesante. ¡Hasta luego, entonces!